Hablar del lenguaje sexista en el contexto del Día de la Mujer es una forma de reivindicar la lucha que se sigue haciendo para visibilizar las diversas áreas en las que se debe trabajar para prevenir, evitar y erradicar la violencia de género. Así que, hoy queremos resaltar 10 ejemplos de lenguaje sexista para tomar conciencia de la situación en pro de la paridad y conocer la importancia de empezar a cambiar la forma en que nos dirigimos a las personas. ¡Vamos a ello!
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Índice de contenidos
¿Qué es el lenguaje sexista y un ejemplo?
El lenguaje sexista es el que refleja y perpetúa estereotipos de género, discriminación o desigualdad. Esta forma de hablar se manifiesta en diversos aspectos, una de ellas es en el uso exclusivo del masculino genérico. Por ejemplo, cuando se usa “todos los presentes” para referirse a todas las personas, incluyendo mujeres. También, es lenguaje sexista cuando se usan términos despectivos o diminutivos hacia un género específico. Así como a la falta de visibilidad de ciertos roles o identidades de género.
Es importante decir que el lenguaje sexista puede tener impactos negativos en la sociedad, ya que refuerza estructuras de poder desiguales y contribuye a la exclusión de ciertos grupos. Por ello, es positivo promover el uso de expresiones que fomenten la igualdad y el respeto hacia todas las personas, independientemente de su género u orientación sexual.
10 ejemplos de lenguaje sexista
Para entender mejor cómo es el lenguaje sexista, te mostramos algunos de los ejemplos más comunes en los que se manifiesta el machismo. ¡Toma nota!
1. “Los doctores deben esforzarse por cuidar de sus pacientes en todo momento”
En este caso, se usa el término “doctores” de manera genérica para hacer referencia a las personas que ejercen la profesión de la medicina, sin tener en cuenta que también hay doctoras. Así, el uso exclusivo del masculino puede invisibilizar a las mujeres que ejercen esta profesión, dando a entender que solo los hombres son médicos. Un enfoque más inclusivo sería usar términos neutros, como “profesionales de la medicina” o “doctores y doctoras”.
2. Llamar a las mujeres histéricas
En la antigua Grecia, Hipócrates, uno de los padres de la Medicina, tenía una teoría. Él decía que el útero, cuando está “frustrado”, vaga por el cuerpo. Así que, este órgano era el culpable de síntomas como la irritación, las palpitaciones o la ansiedad. A ese estado se le llamó “histeria”, del griego “hystéra”, que quiere decir vientre. Actualmente, ser mujer y atreverse a desobedecer ciertos patrones sociales es motivo de ser etiquetada de “histérica”, insulto que pocas veces se usa para hombres.
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3. El concepto “bruja”
Desde los tiempo de Juana de Arco, las mujeres que no seguían los roles sociales tradicionales eran consideradas brujas. Actualmente, el término continúa teniendo tintes machistas y esta palabra se utiliza para hacer referencia a las mujeres fuera del patrón estético. Normalmente, se emplea con mujeres viejas, como si el envejecimiento femenino fuese maléfico. La RAE sigue recogiendo acepciones como “mujer de aspecto repulsivo” o “mujer malvada”.
4. “Los hombres no lloran” o “no seas nena”
En este contexto machista, los hombres también pueden ser víctimas, pues hay expresiones destinadas a retar su masculinidad. A través de ellas se les presiona para ser fuertes, exitosos, reprimir sus emociones o comportarse de formas en las que es posible que no se sientan cómodos.
Estos ejemplos usan la figura femenina como sinónimo de debilidad o de ofensa, reforzando la idea de que los valores masculinos son la medida de todo lo bueno. Esto provoca que los atributos femeninos se identifiquen como sinónimo de inferioridad.
5. “Corres como niña, tiras como niña”
A lo largo del tiempo, las frases sexistas han sido parte de nuestra educación, lo que inconscientemente ha conducido a perpetuar la desigualdad entre mujeres y hombres. Sin embargo, hoy sabemos que estas expresiones son una de las múltiples formas en que se violenta a las mujeres, pues en esta cultura androcentrista se cree que el hombre es el único capaz de hacer algo bien.
En esta frase, se manifiesta, nuevamente, la idea de que las niñas no corren tan rápido, tan fuerte o tan hábilmente en comparación con los hombres.
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6. “Ese trabajo es de hombres”
Más que nunca es importante reflexionar sobre el impacto de permitir y reproducir estas frases, de callar ante estas expresiones que silenciosamente violentan a las mujeres.
Decir que el sexo determina la capacidad en algún trabajo, representa una barrera para el pleno ejercicio de sus derechos y para el logro de igualdad de género.
7. Considerar a alguien como zorra
Coloquialmente, se entiende “zorra” como sinónimo de prostituta, mientras que el masculino, “zorro”, como hombre astuto. En la RAE la palabra ya figura como “zorro/rra”: Persona muy astuta y habilidosa.
8. Mujer pública
Se sigue mostrando esta acepción como sinónimo de prostituta en la RAE, a diferencia de “hombre público”, que se reconoce como alguien que tiene presencia o influencia en la vida social. Otro ejemplo de lenguaje sexista de cómo varía el significado de una palabra, en este caso acompañado por el mismo adjetivo, en función de su género.
9. “Él sí ayuda en su casa”
Decir que un hombre ayuda en casa es quitarle parte de responsabilidad, ya que una pareja debe tener tareas del hogar asignadas y cooperar con lo que le corresponde, sin que se basen en los roles de género.