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    Las urgencias veterinarias forman parte del día a día de cualquier profesional de la medicina animal. Aunque a veces los tutores de mascotas no lo imaginen, un veterinario debe estar preparado para actuar con rapidez en situaciones críticas que pueden poner en riesgo la vida de un animal. Desde la perspectiva de un profesional, este trabajo no solo requiere conocimientos técnicos, sino también capacidad de decisión, empatía y temple en momentos de alta presión.

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    ¿Cómo debe actuar un profesional ante una urgencia veterinaria?

    Lo primero que debe hacer un veterinario ante una urgencia es evaluar la situación de forma rápida y precisa. Cada minuto cuenta y, en muchos casos, la estabilidad del animal depende de las primeras acciones. Se deben valorar:

    • Las constantes vitales
    • La respiración
    • El pulso
    • El estado de consciencia

    Una vez hecho este análisis inicial, el profesional debe aplicar medidas inmediatas de estabilización, como la administración de oxígeno, fluidoterapia o control del dolor, antes de pasar a un diagnóstico más profundo.

    Además, es fundamental mantener la calma y transmitir seguridad a los dueños del animal. Ellos también forman parte de la urgencia y necesitan sentirse acompañados en un momento de gran preocupación. Explicar de forma clara lo que ocurre y los pasos a seguir ayuda a reducir la ansiedad y genera confianza en el proceso.

    Tipos de urgencias veterinarias que un profesional debe saber atender

    Existen diferentes tipos de urgencias veterinarias y un buen profesional debe estar preparado para todas ellas. Cada tipo de urgencia exige protocolos específicos, y por eso la formación continua del veterinario es esencial. La actualización en técnicas de diagnóstico y tratamiento permite actuar con mayor eficacia y aumentar las probabilidades de recuperación del paciente.

    Accidentes y traumatismos

    Los atropellos, caídas o golpes fuertes son de las urgencias más comunes. Pueden causar fracturas, hemorragias internas o lesiones graves.
    Lo primero que hay que hacer es estabilizar al animal, controlar la hemorragia si existe y evitar que se mueva demasiado para no agravar la lesión. Después, se debe trasladar a un centro donde puedan realizar radiografías o cirugías si son necesarias.

    Dificultades respiratorias

    Cuando un animal respira con mucha dificultad, jadea en exceso o muestra cianosis (lengua o encías azuladas), estamos ante una urgencia grave.
    Para ello, el veterinario debe asegurar la vía respiratoria, administrar oxígeno y buscar la causa (asma, cuerpo extraño, alergia, edema pulmonar). La rapidez es vital.

    Intoxicaciones

    La ingesta de alimentos tóxicos como chocolate, cebolla, uvas o productos químicos domésticos puede provocar vómitos, convulsiones o incluso fallo orgánico.

    Ante una cuestión así, nunca se debe inducir el vómito sin valorar el tipo de sustancia ingerida, ya que en algunos casos puede empeorar la situación. El veterinario administra antídotos específicos, protectores gástricos y fluidoterapia según el caso.

    Obstrucciones digestivas

    La ingesta de huesos, juguetes u objetos extraños puede bloquear el tracto digestivo. Los síntomas son vómitos, dolor abdominal y falta de apetito.
    Si pasa esto se requiere una valoración rápida con radiografías o ecografía. En ocasiones se puede extraer el objeto mediante endoscopia, y en casos graves es necesaria cirugía.

    Convulsiones

    Cuando un perro o gato presenta convulsiones, puede tratarse de epilepsia, intoxicación o un problema neurológico. El objetivo inmediato es detener las convulsiones con medicación adecuada y estabilizar al paciente. Posteriormente, se busca la causa para evitar nuevas crisis.

    Problemas durante el parto (distocia)

    Si una hembra no logra expulsar a las crías o muestra signos de agotamiento extremo, es una urgencia. El veterinario debe valorar si es posible inducir el parto con medicación o si es necesario realizar una cesárea. La vida de la madre y de las crías puede depender de la rapidez de la intervención.

    Reacciones alérgicas graves

    Las picaduras de insectos o la exposición a ciertos alérgenos pueden provocar shock anafiláctico. Para ello se aplican medicamentos para frenar la reacción, se controla la respiración y, en casos extremos, se requiere hospitalización.

    ¿Dónde puede atenderse una urgencia veterinaria?

    Las urgencias veterinarias pueden atenderse en diferentes contextos. Lo ideal es contar con una clínica u hospital veterinario con servicio de atención 24 horas, ya que disponen de equipos de diagnóstico por imagen, quirófanos y unidades de cuidados intensivos. Sin embargo, no siempre es posible llegar a un centro de este tipo, por lo que muchos profesionales deben estar preparados para dar atención primaria en domicilios o en clínicas generales con recursos más limitados.

    En estos casos, la prioridad es estabilizar al animal para poder trasladarlo, si es necesario, a un hospital con más recursos. La red de colaboración entre clínicas veterinarias es clave para asegurar que cada paciente recibe el nivel de atención que necesita.

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    ¿Qué debe saber un profesional para atender urgencias veterinarias?

    Atender urgencias veterinarias no es solo cuestión de experiencia. Requiere una preparación sólida en áreas como medicina interna, cirugía, anestesia y cuidados intensivos. Además, el veterinario debe estar entrenado en maniobras de reanimación cardiopulmonar, control de hemorragias y técnicas de estabilización de pacientes críticos.

    La capacidad de priorizar es otro aspecto fundamental. En situaciones donde llegan varios pacientes a la vez, el profesional debe aplicar criterios de triaje para decidir quién necesita atención inmediata y quién puede esperar unos minutos más. Esta toma de decisiones puede ser difícil, pero es indispensable para salvar vidas.

    Por último, un veterinario que trabaja en urgencias debe tener una gran resistencia emocional. No todos los casos terminan de manera positiva y saber gestionar la frustración, así como acompañar a las familias en momentos difíciles, es parte de la labor profesional.

    Las urgencias veterinarias son un desafío constante para cualquier profesional del sector. Actuar con rapidez, saber identificar los distintos tipos de urgencias, contar con los recursos adecuados y mantener una preparación continua son aspectos esenciales para ofrecer una atención de calidad.