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    En los núcleos familiares, los problemas, discusiones y disputas suelen ser usuales y comunes. Sin embargo, podemos hablar de diferentes tipos de conflictos familiares. Algunos tienen rápida solución, otros en cambio requieren de más pericia, intervención y tiempo. Si estás interesado o interesada en conocerlo todo sobre ello, quédate con nosotros. Y recuerda que en Escuela ELBS Latinoamérica podrás formarte en este ámbito con nuestra Maestría Internacional en Mediación Familiar. Echa un vistazo ahora y solicita mayor información sin compromiso.

    Conflictos familiares: porque aparecen

    Como en cualquier relación social entre dos personas, en los núcleos de familia, las disputas también tienen lugar. Y es que las familias son grupos de personas muy diferentes entre ellas que, sin embargo, comparten un vínculo familiar o de parentesco.

    Los conflictos familiares son sucesos naturales y normales, pues ocurren en un grupo en el que hay diferentes pensamientos, puntos de vista, edades y características. Es decir, ¿Son evitables estos conflictos en la familia? Lo cierto es que es difícil de asegurarlo. Lo que sí es posible es la correcta gestión y manejo de estos conflictos familiares.

    Consejos para gestionar los conflictos en familia

    Como bien comentábamos anteriormente, los conflictos familiares son naturales y son casi inevitables. De todos modos, con estos pequeños consejos podéis afrontarlos de una manera más sensata e inteligente. Así, no solo evitaréis una escalada de tensión, sino también de dolor y malestar.

    El mensaje y las formas

    La frase que todos conocemos es más cierta que nunca en este contexto: las cosas pueden decirse de muchas maneras. La manera de expresar nuestros puntos de vista es relevante y debemos prestarle la suficiente atención para evitar que algunas personas se sientan heridas. Asimismo, evitar reproches, expresiones incorrectas o un discurso demasiado emocional será clave para que el conflicto no vaya a mayores.

    Todos por igual

    Evitar las “jerarquías” y permitir que todos los miembros de la familia participen en la solución del conflicto es siempre buena idea. Además, es importante hacerlo desde el respeto y partiendo de la base de que todos los miembros de la familia tienen el mismo “valor”.

    Escucha activa

    Mantener la mente abierta y los oídos entrenados para practicar la escucha activa durante la discusión de los conflictos familiares. Esta actitud nos ayudará a no enquistarnos en una posición inamovible. Escuchar y entender a los demás es de vital importancia, y en contextos de conflicto familiar, aún más.

    Hora y lugar perfectos

    No siempre es buen momento para tratar de abordar conflictos familiares. Esperar a que se apacigüen los ánimos es siempre buena idea. Asimismo, también es idóneo intentar buscar un espacio “neutro”, en el que todas las partes se sientan cómodas.