El diseño de interiores está lleno de estilos que transforman los espacios y transmiten distintas emociones. Pero hay uno que destaca por su elegancia, sencillez y armonía: el interiorismo minimalista. ¿Quieres descubrir qué lo hace tan especial? Hoy te contamos sus claves y cómo aplicarlo.
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Índice de contenidos
¿Qué es el interiorismo minimalista?
El interiorismo minimalista es un estilo decorativo de gran impacto y éxito. Su máxima expresión son espacios donde “menos es más”. Y es que en el interiorismo minimalista priman la simplicidad, el espacio y las texturas. El máximo exponente de este estilo es el arquitecto moderno Mies Van der Rohe.
Generalmente, el minimalismo divide los espacios según necesidades, dándoles, además de simplicidad, una funcionalidad a cada uno de los elementos que lo componen. Esta corriente artística busca darle sentido a los espacios a partir de lo mínimo. En este sentido, en el interiorismo minimalista se usan colores puros, líneas simples y muebles funcionales.
Características del estilo minimalista en interiorismo
El interiorismo minimalista, así como el minimalismo aplicado en otros ámbitos, tiene sus propias características. En cuanto a interiorismo, predominan colores neutros, apostando por blancos o maderas naturales. Es raro el diseño minimalista que incluya más de tres colores.
En la decoración minimalista se apuesta por detalles pequeños, priorizando siempre el espacio vacío, solamente ocupado por elementos funcionales y útiles. Asimismo, el interiorismo minimalista prioriza la conexión de los espacios con la naturaleza. Es decir, podemos encontrar espacios abiertos, ordenados y simples que aprovechan la luz natural y el equilibrio.
Corrientes del minimalismo
Sin embargo, como ocurre con todos los estilos decorativos, el minimalismo también ha evolucionado y dado paso a diferentes corrientes con sus particularidades propias. Aquí tienes un listado de los más famosos:
Interiorismo minimalista nórdico
Quizás uno de los más famosos del mundo, el estilo nórdico surge a mediados del siglo XX en los países escandinavos, lugar especialmente duro por las inclemencias del tiempo. Esta corriente busca crear espacios que aprovechen al máximo la luz natural. Asimismo, los colores neutros ayudan a potenciar la claridad y dan sensación de más espacio. Las alfombras, tapicerías y tejidos cálidos son claves, así como las maderas, un poderoso aislante térmico para los hogares más fríos.
Estilo japonés
El minimalismo nipón también es muy reconocido. Con cierto parecido al estilo escandinavo, esta corriente busca la conexión con la naturaleza y configura los espacios buscando la simplicidad y la armonía.
Minimalismo industrial
Aunque no tan conectado con la naturaleza y su armonía, el interiorismo minimalista también ha derivado en el minimalismo industrial. Una corriente que nació sobre los 50 en Estados Unidos y que apuesta por la simplicidad en la construcción y decoración. Destacan los materiales a la vista y los muebles antiguos, vintage, funcionales e incluso desgastados.
¿Cómo aplicar el interiorismo minimalista en tu hogar?
Adoptar el estilo minimalista no significa vivir en un espacio vacío o sin personalidad. Más bien, se trata de crear ambientes equilibrados, funcionales y serenos, donde cada elemento cumple una función y contribuye al bienestar general. Para lograrlo, te compartimos algunas claves prácticas que puedes aplicar en tu propio hogar:
1. Despeja y selecciona lo esencial
El primer paso hacia un hogar minimalista es eliminar lo innecesario. Revisa cada estancia y conserva solo aquellos objetos que realmente utilizas o que te aportan valor emocional. La idea no es prescindir de todo, sino quedarte con lo que tiene sentido y aporta armonía al conjunto. El orden y la limpieza visual son fundamentales para que los espacios respiren.
2. Apuesta por la funcionalidad
En el interiorismo minimalista, la forma sigue a la función. Cada mueble o accesorio debe tener un propósito claro. Opta por piezas versátiles —como sofás con almacenamiento o mesas extensibles— que optimicen el espacio sin sobrecargarlo. La clave está en que todo lo que haya en la estancia contribuya al confort y la practicidad.
3. Elige una paleta neutra
Los colores son esenciales para transmitir calma. Blancos, grises, beige y tonos tierra crean una base neutra que amplía visualmente los espacios y favorece la luminosidad. Puedes añadir pequeños toques de color a través de detalles naturales, como plantas, cerámicas o textiles, para mantener la calidez sin romper la armonía.
4. Juega con la luz natural
La iluminación es protagonista en el minimalismo. Aprovecha al máximo la luz natural mediante grandes ventanales, cortinas ligeras o estores translúcidos. Por la noche, utiliza luces cálidas y puntuales que aporten sensación de recogimiento. Una buena iluminación no solo realza los materiales y colores, sino que también influye en el estado de ánimo.
5. Materiales naturales y texturas suaves
Para equilibrar la sobriedad del minimalismo, introduce materiales naturales como madera, lino, algodón, piedra o mimbre. Estos aportan textura, calidez y conexión con la naturaleza. Evita los excesos de brillo y opta por acabados mates o satinados, que contribuyen a una estética más relajada y coherente.
6. Crea armonía visual
El equilibrio es la esencia del estilo minimalista. Mantén proporciones adecuadas entre los muebles y el espacio, y evita la saturación visual. Los espacios vacíos también son parte del diseño: permiten que los elementos respiren y se destaquen por sí mismos. La simetría, las líneas rectas y los volúmenes simples ayudan a reforzar esta sensación de orden y serenidad.
